24 de diciembre de 2017

Tras las elecciones del 21-D en Cataluña

Para reposar mi tristeza y para ver las reacciones, he querido dejar pasar un par de días antes de escribir sobre las elecciones pasadas. Con esto se me ha echado encima el día de Nochebuena, que no sé si es el mejor para estas reflexiones políticas. O, ¿tal vez sí?

Mario Vargas Llosa empezó su novela “Conversaciones en la catedral” con una pregunta triste: “¿En qué momento se jodió el Perú?” No tengo ni idea. Pero mi pregunta es: ¿Cuándo se jodió España? Hemos sido un gran país. Pasamos una época histórica de eclipsamiento, pero desde hace ya muchos años tenemos todo, absolutamente todo, para ser una gran nación. Pero algún pecado ignoto deberemos estar purgando para que no nos dejemos a nosotros mismos serlo. Bismarck decía que España era un gran país porque tras tantos años con los españoles intentando destruirlo, no lo habían conseguido. Pero, con un poco más de perseverancia, tal vez un día lo consigamos. Hoy le toca el turno de jodienda al 47,49% de los catalanes. Y parece que todo arranca de un acontecimiento, hundido en el siglo XVIII entre un puñado de catalanes y Felipe V. Ni siquiera entre los catalanes y España, puesto que lo que defendían los catalanes, o parte de ellos, era que el rey de España fuese el Archiduque Carlos de Austria. No les gustaba el Borbón. ¡Vaya por Dios! ¡Joder, ya basta de resentidos! Si algo hubo, cosa que me importa una mierda –y a cualquier persona sana le debiera importar esa misma mierda– la historia de los últimos tres siglos, debería haber bastado para enterrarlo. Cataluña ha sido siempre, desde luego en los últimos 100 años y posiblemente en los últimos 300, mejor tratada que el resto de las regiones de España. Nunca, ni siquiera en el franquismo ha estado más sojuzgada de lo que podía estarlo cualquier otra región de España. Al contrario, Franco dio muchas prebendas a dedo a Cataluña. Y, no digamos la democracia de los últimos 40 años. Pero a los resentidos, cuanto más se les da, más piden. Nada les sacia. Alguna enfermedad colectiva psicológica tiene que tener ese 47,49% de los ciudadanos de Cataluña para incubar este resentimiento tan agrio como antiguo e irracional.

Me alegro inmensamente del éxito de C’s y de Inés Arrimadas. Me importa otra mierda el descalabro del PP. Hubiese dado gustoso los tres escaños si con eso hubiesen sacado mayoría los constitucionalistas. El PP murió en Cataluña a manos de Aznar, cuando le cortó la cabeza a Vidal Quadras para intentar inútilmente aplacar el hambre de los resentidos. Y ese día, el PP dejó de representar en Cataluña a los que allí se sienten españoles. Pero, a pesar de la victoria pírrica de Arrimadas, han ganado los separatistas. Sin mayoría de votos. Apoyándose en el hecho de que en los sitios donde más votos tienen es donde más barato es un escaño. Pero han ganado. Y ya están aullando que ha ganado la república y la independencia. ¡Pues NO! Como grupo, han ganado las elecciones y, si pueden, deben formar gobierno. Puede que lleguen a formar gobierno, pero no gobernarán. Seguirán ocupándose de gilipolleces de independencias, sin ocuparse de las cosas serias como que las empresas se queden allí, como que haya trabajo, como de que se suture la herida entre catalanes, como que la educación sea educación de verdad. No, de eso no se ocuparán. O se ocuparán para estropearlo todavía más. Pero eso sigue sin darles derecho, ni el más mínimo, a arrogarse una soberanía sobre Cataluña que la Constitución española da, democráticamente, a TODOS LOS ESPAÑOLES. Y eso es lo que debe seguir defendiendo –porque democráticamente no puede hacer otra cosa– cualquier gobierno de España. Sea del signo que sea. A menos que, por los cauces constitucionales se cambie ese aspecto de la Constitución. Ya se oyen los cantos de sirenas. “¡Hay que hacer “algo”. Hacen falta soluciones políticas. Hay que sentarse a negociar”. ¿Algo? ¿Alguien me puede decir qué coño es “algo”? ¿A negociar qué? ¿Qué significa eso de soluciones políticas? ¿Es que no nos hemos dado cuenta todavía de que cuanto más se les da a ese 47% más quieren y sólo se conformarían con la independencia? Y, si obtuviesen la independencia, tampoco les bastaría con cualquier independencia. Tendría que ser con la ayuda económica del resto de España. Una ayuda económica que para que les bastase tendría que ser una bajada de pantalones económica absoluta. Los catalanes resentidos del 47% exigen irse de casa con los bolsillos llenos. ¿Hasta dónde tienen que llegar las soluciones políticas? ¿Hasta dónde hay que dar en esas supuestas negociaciones? Ha llegado la hora de la firmeza. La que no tuvieron ni Suárez, ni González, ni Aznar, ni Zapatero. Pero esa firmeza que no se tuvo en su momento, es imposible tenerla ahora. Al que la tenga, le costará el gobierno de España. Y sólo PP actual y C’s están dispuestos a tenerla. Ahora resulta que el PP se equivocó al aplicar el 155. Todo el mundo clamaba por él, pero ya no se acuerdan. Ha sido inútil, incluso contraproducente, dicen. Demasiado rápidas las elecciones. Parece que ya nadie se acuerda que para lograr un imprescindible consenso, hubo que hacerlo así. Si se hubieran pospuesto las elecciones hasta más tarde –se dice–se hubiese resuelto mejor el problema. Pero ocurre que hay problemas que no tienen solución y el catalán es uno de ellos. Lo más que se puede hacer es ¡convivir con él con la ley y en democracia. Con gran inteligencia lo señaló en 1932 José Ortega y Gasset en las Cortes, cuando se discutía aquél Estatuto de Cataluña. Lo publiqué en tadurraca el 3 de Noviembre de este año y recomiendo vivamente volverlo a leer. Pero no es verdad que el 155 haya estado mal aplicado o que no haya servido para nada. El 155, light o hard, ha puesto las cosas en su sitio. Resulta que el delito es delito y que quien la hace la paga. Resulta que la ley está para cumplirse. Y eso ha cambiado para bien. Pero, a pesar de todo, me temo que ganarán los cantos de sirena y acabaremos devorados por estas bicharracas, bajo el disfraz del diálogo y la negociación política. “Es que los separatistas tienen un ‘relato’ y el PP no lo tiene”, repiten una y otra vez como un mantra los analistas políticos. Y añaden: “El PP se ha creído que con que se crezca un 3% basta, y no es así”. No tengo ni idea de si basta, pero sí sé que es necesario. Detesto la palabra ‘relato’. Porque un ‘relato’ no es otra cosa que una mentira que gusta aunque sea un engaño que tarde o temprano tendrá consecuencias nefastas. Tras 80 años de un desarrollo económico sin precedentes en la historia de España, de Europa y de Occidente, españoles, europeos y occidentales en general nos hemos olvidado de que ese desarrollo no está garantizado. De que es algo que hay que ganarse cada día sudado la camiseta. Pero no, una generación nacida en una sociedad rica quiere ‘relatos’. ‘Relatos’ bonitos en los que se cuenta que habrá un salario vital universal para todos, vagos incluidos –o, más bien, vagos los primeros– o que Cataluña separada de España será una arcadia feliz. La que hubiesen tenido si hubiese reinado en España el Archiduque Carlos allá por los inicios del siglo XVIII. Y ¿qué importa que los hechos demuestren que esa arcadia es un burdo fraude, una inmensa mentira? Porque, además, ese ‘relato’ está soportado por los que quieren que en Cataluña –y en España– haya hambre. Porque sólo si hay hambre tocarán el poder para vivir a costa de ese hambre. Pues nada, sigamos con los ‘relatos’ y jodamos España. Viva la República independiente de Cataluña donde todos serán felices viviendo sin trabajar y sin sucias empresas capitalistas. Hasta que despertemos del sueño. Entonces, cuando ese bienestar que tanto ha costado crear se vaya a la mierda, cuando las libertades se hayan esfumado sustituidas por la pobreza, despertaremos del sueño y veremos que los ‘relatos’ eran una estúpida y malintencionada mentira. Pero ya será tarde. ¿En qué momento se jodió España? No lo sé, pero nuestro masoquismo es nuestro fracaso. ¡Dios nos proteja!


Pero, no obstante, el mundo sigue. Y, aunque España se aparte del camino por el que éste sigue, la tecnología, aliada con la historia, lo cambiará a mejor. Al menos materialmente, si las ideologías filosóficas y políticas no lo joden también, como al Perú y a España. Le pido a Dios que nos ilumine a los seres humanos, sus causas segundas en este mundo, para que no sea así. Él ha puesto todo de su parte y esta noche nos lo recordará. ¡¡¡¡ESTA ES MI ESPERANZA INEXTINGUIBLE!!!! Pase lo que pase, ¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!!

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