28 de junio de 2017

Frases 28-VI-2017

Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.

Hay una línea divisoria entre dos tipos de hombres: los que no aceptan nada que no venga totalmente de ellos mismos, y los que basan su vida en la idea de que el hombre sólo es él mismo por aquello de lo que participa. Una de las tareas de la filosofía consistiría en mostrar que esta “dimensión” del hombre no es abandono cobarde, sino una forma de grandeza humana, puesto que el hombre se cumple en ella. La filosofía de la participación está abierta a lo divino. La filosofía de la autosuficiencia le está casi enteramente cerrada, como también al tiempo, al nacimiento y a la muerte.

Leído en “Literatura del siglo XX y cristianismo, de Charles Moeller, tomo 5, en el capítulo dedicado a Saint-Exupéry.


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