16 de febrero de 2011

Frases 16-II-2011

Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.

Exígete siempre vivir en tu cima. Jamás te dejes deslizar al valle de la mediocridad de tu vida. No mires cuan altas puedan ser las cimas de los demás ni cuan cerca de ellas se encuentran los otros. Concéntrate en tu propia cima. Pero debes saber, sin embargo, que la cima de tu vida es inaccesible. Cuanto más te acerques a ella, más huracanados serán los vientos, más densa la niebla, más verticales y lisos los riscos, más estruendosa la tormenta. Resbalarás y caerás cientos de metros por glaciares deslizantes. Que eso no sea excusa para reanudar la ascensión. Y, si llegases a la cima, no podrías mantenerte en ella ni un segundo. Pero, como Sísifo, nunca te rindas. Pero no dudes. No es un castigo de los dioses, como el de Sísifo. Al contrario. No estás sólo. Por encima de todo tu esfuerzo, hay una presencia fuerte que te ayuda. Un día, esa presencia te pondrá en la cima de tu montaña, por encima de las nubes y de la tormenta, donde el viento está en calma y tan sólo es una suave brisa acariciante. Entonces verás que tu cima, a la que, finalmente, has sido trasportado sin esfuerzo tuyo, es tan alta como intenso haya sido el esfuerzo aparentemente inútil de tu vida para llegar a ella. Y descubrirás una red de pasarelas que unen todas las cimas de todas las montañas entre ellas y con esa presencia. Entonces, sólo entonces, habrán terminado tus trabajos de Sísifo y encontrarás el descanso en esa presencia. Entonces, esa presencia te abrazará.

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